Las lámparas de sal se han popularizado en todo el mundo porque muchos consideran que promueven el bienestar. Se catalogan como “ionizadores naturales”, es decir, que tienen la capacidad de cambiar la carga eléctrica del aire circundante, mejorando así la calidad del mismo.
Son rocas naturales que tienen su origen en el Himalaya. Se formar a partir de distintos minerales: colpa roja, amarilla o blanca; pero también litio, halita y selenita. Uno de sus grandes atractivos (dentro del ámbito decorativo) es que ninguna tiene la misma forma ni tamaño.
Según los expertos en Feng Shui, estas lámparas se encargan de mantener la armonía en el hogar, pues invitan a un estado de relajación, ayudando así a reducir el estrés y mejorar el descanso, sobre todo durante las horas nocturnas.
Aunque se requieren evidencias científicas para respaldar sus efectos, hay quienes sugieren que estas lámparas pueden producir iones, al atraer partículas de agua que se evaporan, como una solución de sal cuando se calientan con una lámpara. Esto forma en su mayoría los iones negativos a los que se atribuye su beneficio.